Yo y mis bacterias. La microbiotíca y tu salud
Desde Ibiza, de nuestra compañera microbiótica, Naturópata & Coach Nutricional Adriana Molina, nos llega este magnífico post sobre la Nutrición Simbiótica que queremos compartir…
¿Alguna vez habéis pensado en que hay millones de microorganismos que viven con nosotros y que son vitales para nuestra salud?
Hoy quiero abrir un poco nuestro conocimiento sobre este pequeño gran mundo tan desconocido para nosotros. Y compartir esta visión de la salud y las emociones a través de la nutrición simbiótica y la relación consciente con nuestros microorganismos regeneradores.
Pero empecemos por el principio…
¿Qué es la microbiótica?
Es la ciencia que estudia la microbiota (“pequeña vida”), es decir: La comunidad de microorganismos residentes en un ecosistema ( bosques, lagos, personas…) y que hacen posible que mantengan su salud y equilibrio.
Son seres invisibles que hacen posible la vida, están en todas partes y hacen funciones importantísimas.
Hoy nos vamos a centrar en nuestra microbiota
Es increíble pensar que por cada célula de nuestro cuerpo albergamos 10 bacterias y 1000 virus. Los cuales cumplen unas funciones importantísimas de intercambio benéfico con nuestro organismo.
Sólo en el intestino tenemos más de 100 billones de bacterias, de cientos o miles de especies diferentes y en conjunto forman un órgano: La microbiota intestinal, que pesa más de 1,5 kg y que junto con el hígado es el órgano más grande del cuerpo, y el único de origen no humano.
Estas Bacterias que viven con nosotros, nos dan salud, nos dan la vida.
- Gracias a ellas podemos asimilar los nutrientes que ingerimos, ya que transforman la comida que ingerimos en los micronutrientes que alimentan nuestras células.
- Generan la base del sistema inmunológico.
- Eliminan las sustancias tóxicas y residuos que no sirven para nuestra supervivencia
- Controlan a los microbios patógenos que cumplen su función simbiótica mientras no se reproduzcan en exceso
- Contribuyen en la síntesis de gran parte de los neurotransmisores que alimentan al cerebro: serotonina, dopanima y hasta 30 mas.
Con una microbiota sana prevenimos trastornos alérgicos, autoinmunes, infecciones, obesidad, diabetes, algunos tipos de cáncer, depresión y otras alteraciones psicológicas y de comportamiento.
A pesar de todo lo que se sabe sobre las bacterias vivimos en una cultura bacteriofóbica y antimicrobiana. Hasta ahora siempre hemos creído que las bacterias y microbios eran potenciales enemigos, origen de enfermedades o seres sin importancia y por tanto hay que protegerse de ellos. Y lo cierto es que ellas nos protegen a nosotros. Desde niños nos hemos ido alejando de ellas: “no toques eso que está sucio” “no chupes eso” “no te manches de tierra”…Nos hemos ido alejando de la naturaleza.
Estaréis pensando: ¿y los microoganismos malos? Por supuesto hay un pequeño porcentaje de microorganismos patógenos que son el origen de enfermedades, pero la mayoría son microorganismos regeneradores y beneficiosos que además ayudarán a mantener a raya a los malos.
Sin duda hemos declarado una guerra contra las bacterias. Hemos abusado de los antibióticos (“anti vida”) sin preocuparnos en regenerar nuestra flora intestinal después, hemos llenado nuestra casa y cuerpo de productos de higiene, limpieza y cosmética superagresivos y nuestras frutas y verduras de pesticidas para eliminar cualquier bichito que quiera acercarse a ellas.
Y hemos llenado nuestra cesta de la compra de alimentos “prefabricados” y tóxicos que nuestro cuerpo no reconoce ni como alimento y que han ido poco a poco dañando nuestra microbiota intestinal. Alimentos que oxidan y acidifican, como las harinas refinadas, el azúcar blanco, los lácteos, las carnes rojas, (pero no tanto por ser lácteos y carnes, sino por la producción e ingredientes que llevan detrás) los aditivos químicos, el alcohol…
Por el contrario a nuestra despensa le han faltado cantidad y variedad de alimentos vivos y de buena procedencia como las frutas y verduras ecológicas, semillas, cereales integrales, legumbres, germinados, fermentados etc.
Por esto no tengo ninguna duda esta es un guerra que hemos perdido, porque nos ha ido alejando poco a poco de una gran salud.
Hemos debilitado nuestra población de microorganismos y hemos llegado a un punto en el que comemos mucho pero nos nutrimos y asimilamos con muy poca eficiencia, (sobrealimentados y malnutridos), han aumentado las alergias e intolerancias alimentarias, casos de intestino permeable y otras muchas enfermedades que no voy a volver a nombrar pero que aunque se manifiesten con síntomas muy diversos tienen su origen en el intestino. Ya que con una microbiota desequilibrada los parásitos y agentes tóxicos no se eliminan y encuentran vía libre para provocar todo tipo de desbarajustes (enfermedades) en el organismo.
Recordad siempre que ”no solo somos lo que comemos, sino lo que asimilamos” y que ”la vida, la salud y la enfermedad comienzan y acaban en el intestino”.
Pero bueno, ya sabéis que soy una persona muy positiva y que lo que quiero es daros buenos consejos y soluciones, y no solo hablaros de problemas y de lo que hemos hecho mal, así que después de esta necesaria reflexión, la buena noticia es que tenemos todo el poder en nuestras manos para cambiar esta situación y unirnos a esta revolución microbiótica que se está despertando en todo el mundo con un montón de médicos, psicólogos, agricultores, naturópatas, microbiólogos y gente como tu y como yo a la que le preocupa su salud.
Necesitamos un cambio de paradigma, para cambiar nuestra relación con los microorganismos, empezando por aquellos que viven en nuestro cuerpo. La alternativa es colaborar con ellos y adoptar una actitud de simbiosis y de ayuda mutua.
Se trata de cuidarlos para que ellos a su vez nos cuiden.
Una sana y variada flora intestinal es el mejor seguro de salud que podemos tener.
y ¿cómo hacemos para colaborar y poner a las bacterias de nuestra parte? ¿cómo sanamos nuestra microbiota?
De aquí surge la NUTRICIÓN SIMBIÓTICA, que contempla a la vez en nuestra dieta el bienestar de nuestro cuerpo y el de los microorganismos que lo habitan, para aumentar la vitalidad de nuestras células regenerando nuestra microbiota intestinal.
Yo llevo tiempo integrando hábitos simbióticos en mi vida y en la de mis clientes y personas a las que guío hacia vida saludable, y no paro de asombrarme de los grandes beneficios de cuidar a nuestras bacterias.
La nutrición simbiótica nos invita a dejar o reducir ciertos tipos de alimentos perjudiciales y a incluir en nuestro día a día otros muy beneficiosos, los llamados alimentos simbióticos, que son los alimentos prebióticos y los alimentos probióticos.
Alimentos Prebióticos= No aportan nutrientes pero alimentan y fortalecen a la microbiota, son su alimento: y son básicamente la fibra de las frutas y los vegetales y la cáscara de los cereales y las legumbres. Son excelentes prebióticos: las cebollas, la piña, los puerros, los espárragos, la alcachofa, plátano, achicoria, boniato, avena…
Alimentos Probióticos= Aportan nutrientes y además contienen microrganismos que refuerzan la Microbiota. Son las comidas y bebidas fermentadas y nos ayudan a repoblar nuestros intestinos.
Los alimentos probióticos por excelencia son: Yogurt artesano sin pasteurizar, miso, kefir, té kombucha, chucrut (col fermentada), ensaladas prensadas, encurtidos, pickles…
VAMOS A EMPEZAR A CUIDAR A NUESTRAS BACTERIAS
Lo primero que os invito a hacer es a llenar vuestra despensa de vida, con alimentos frescos, frutas y verduras ecológicas, aumentando poco a poco la cantidad de crudos en nuestra dieta, también germinados, zumos y batidos con verduras de hoja verde, cereales integrales, legumbres.
Y en segundo lugar ir introduciendo algún alimento fermentado en vuestro día a día. Probad con el chucrut o col fermentada para acompañar vuestros platos. A mi me encanta, además podéis animaros a hacerlo en casa, aunque también lo podéis encontrar en muchas tiendas de alimentación ecológica, lo más importante es que os fijéis en que no esté pasteurizado, ya que después de este proceso a altas temperaturas deja de ser un probiótico lleno de microorganismo beneficiosos del proceso de fermentación.
Prometo enseñaros pronto a hacer ensaladas prensadas y germinados. Dos superalimentos para nuestras bacterias facilísimos de hacer en casa.
Me faltan muchas cosas por contaros sobre este órgano tan infravalorado como es el intestino y sobre sus valiosos habitantes. En mi próximo artículo os hablaré de la relación de la microbiota con nuestro estado de ánimo y las emociones.
Ahora ya sabes que no estás solo, hay un montón de bacterias que cuidan de ti. No te olvides de cuidarlas a ellas.
Adriana Molina
Naturópata y Coach Nutricional
Fuente: http://www.adrianamolina.es/yo-y-mis-bacterias-la-microbiotica-y-tu-salud/