El alcance de la Microbiótica
La Microbiótica es una nueva palabra que de momento no existe en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua. La usamos para promover una nueva corriente científica y ecológica, terapéutica y nutricional, que busca la sinergia con el reino microbiano para beneficiar la salud del ser humano y de la biosfera.
Estudia la interacción simbiótica entre un organismo o ecosistema simbionte anfitrión y su microbiota. Es un nuevo enfoque científico global, que contempla desde diferentes perspectivas (microbiología, ecología, agricultura, medicina, nutrición, etología, mística…) la influencia regeneradora de los microorganismos sobre la vida. Se centra en el mundo de los microorganismos regenerativos, que son el origen de la vida y los encargados de mantener las condiciones para que la salud de todos los seres vivos se mantenga.
Hay bacterias que se comen los plásticos, la polución atmosférica, el petróleo de las mareas negras y hasta la radiactividad. Hay microorganismos que sustituyen con ventaja a los antibióticos o los antidepresivos. Recientes son las numerosas investigaciones sobre los probióticos para detener el cáncer o resolver las enfermedades autoinmunes. La vida nació de una bacteria y sus genes los compartimos todos los reinos de la biosfera. Somos virus y bacterias en nuestro ADN fundamentalmente. Las mitocondrias que nos dan la energía son bacterias libremente confinadas en nuestras células con su propio código genético. Los cloroplastos son las bacterias que permiten transformar la luz del sol en energía para las plantas…
La biología académica actual que se enseña en las universidades está todavía anclada en el viejo y sectario paradigma neodarwiniano, según el cual la principal ley de la evolución es la COMPETENCIA y la lucha por la supervivencia entre las especies. La historia de la ciencia, no sesgada por los poderosos intereses económicos, ya demostró desde los tiempos de Lamarck en el siglo XIX que hay otros parámetros más globales que están por encima de esta caduca Ley Darwiniana de la Evolución. Ya a finales del siglo XX la gran microbióloga Lynn Margulis (y antes Merezkovsky, Wallin y Portier) desarrolló la Teoría de la ENDOSIMBIOSIS SERIADA según la cual las bacterias son las responsables de la evolución de la vida a través de la SIMBIOSIS, la colaboración entre especies.
Por otro lado, en nuestro país tenemos a un notable y heterodoxo biólogo, que también es el presidente honorífico de este Instituto de Microbiótica: Máximo Sandín. Probablemente él haya sido el primero en el mundo en integrar en un mismo marco teórico a los virus y bacterias como auténticos arquitectos de la vida y moduladores de la transmisión genética. Desde aquí pretendemos reivindicar su obra y difundirla, por la vital importancia anticipatoria que todavía tiene.
Estas revolucionarias teorías microbióticas, combinadas con las de la FÍSICA CUÁNTICA, de la TRANSFERENCIA HORIZONTAL DE GENES, de la EPIGENÉTICA, de los CAMPOS MORFOGENÉTICOS, del HOLOSIMBIONTE, de la ETOLOGÍA MICROBIANA o del QUORUM SENSING… abren un horizonte nuevo maravillosamente pleno de aplicaciones y descubrimientos, tanto en el campo de la biología como en y la agricultura como en la medicina: con tremendas y revolucionarias implicaciones para nuestra civilización.
Los supuestos descubrimientos de Pasteur (la mayoría plagiados de otros científicos coetáneos) sobre las causas de la enfermedad debidas a la infección por gérmenes patógenos fueron trascendentales para elevar la higiene en la sociedad. Pero en sí mismos trajeron una paranoia sin fundamento a la ciencia médica, que sirvió para crear el imperio de la industria farmacéutica moderna; basado en el ataque de los síntomas con medicamentos, que no curan las causas sino remedian paliativamente los síntomas y generan importantes efectos secundarios. El resultado está a la vista. A pesar de la ingente cantidad de dinero en investigación y millones de profesionales de la salud trabajando para sanar las enfermedades, la iatrogenia hospitalaria es la tercera causa de muerte en el mundo, después de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Sin embargo era otro de nuestros héroes, coetáneo y maestro de Pasteur, el que llevaba el verdadero mensaje de la salud: A. Bechamp. Para él no había gérmenes de fuera que atacaban al organismo, sino que era el organismo enfermo el que generaba los propios gérmenes. Para Bechamp, al igual que otros valientes médicos después, algunos incluso llegaron al premio Nobel como Warburg o Pauling, demostraron que lo importante era la nutrición celular: Si el metabolismo está inflamado-oxidado-acidificado aparecerán las enfermedades y con ellas los microbios patógenos; pero si el sistema está sano y equilibrado no habrá enfermedades infecciosas. Bechamp estudiaba la medicina de la salud y Pasteur se centró en la medicina de la enfermedad. Y esa es la que hemos heredado y nos tiene esclavizados en una espiral de ciudadanos enfermos en quimicodependencia que sólo beneficia a las empresas farmacéuticas.
Poco a poco, la ciencia médica de vanguardia va descubriendo que no se trata de atacar a los microbios patógenos con arsenales de antibióticos, que cada vez los vuelven más inmunes y resistentes y tienen graves efectos secundarios. Lo importante es mantener el terreno celular lo más equilibrado posible para que dichos patógenos no puedan proliferar. En el futuro caminaremos hacia la medicina de la salud y no hacia la medicina de la enfermedad. Y en esta andadura, virus y bacterias juegan un papel primordial en el restablecimiento y la conservación de esa salud.
En cuanto al medio ambiente ya sabemos que una de las principales causas de la crisis medioambiental global ha sido el deterioro de la tierra que supuso la «revolución verde» agroquímica. La tierra cultivable cada vez se vuelve más estéril e improductiva. Cada vez hay más plagas y cada vez se necesitan más abonos químicos y pesticidas. Y ahora los cultivos genéticamente modificados parecen que van a ser la solución a estos graves problemas, provocados por la misma agroindustria que los ha fabricado. Otra falacia más de la industria que solo busca el beneficio económico a costa de la salud de los seres humanos y de la tierra.
Frente a este bucle autodestructivo, donde los granjeros (al igual que los médicos) se vuelven rehenes de la industria agroquímica y farmacéutica, surgen desde hace 40 años nuevas e innovadoras soluciones (como los EM (microorganismos efectivos de Teruo Higa o la AGRICULTURA REGENERATIVA con Jairo Restrepo y otros) que pueden resolver estos graves problemas de la salud humana y de la biosfera. Estas nuevas y naturales tecnologías microbióticas trascienden en gran medida los intereses comerciales que mueven toda esta espiral tecnológica hacia la cronificación y la drogodependencia, sea del medioambiente o de la salud humana. La esperanza es que algo está cambiando…