La Psicobiótica. La revolución del segundo cerebro.
El intestino es un segundo cerebro, con cien billones de bacterias y cien millones de neuronas
El intestino es el único órgano que porta otro órgano (la microbiota) que no es humano y está formado por más de 100 billones de bacterias (más de 10 veces todas las células humanas del cuerpo). Pero además es un órgano que piensa!!!. Y es que ya lo decían los antiguos sabios chinos del Zen: “piensa con las tripas en vez de con la cabeza”. Fue el Dr. M. Gerson quien habló por primera vez del “Segundo Cerebro” hace menos de diez años, para definir al conjunto de 100 millones de neuronas que tenemos en las paredes intestinales y que emiten diez señales al cerebro por cada señal que este manda al intestino.
Además es la fábrica donde se procesan todos los alimentos que ingerimos, gracias a la microbiota sin la cual no podríamos asimilar ningún nutriente. Es la microbiota quien gestiona la comida, la disuelve y transforma en aminoácidos y micronutrientes que pasarán a la sangre y alimentarán a todas las células. Pero la tenemos muy castigada por los alimentos tóxicos que ingerimos y la destruyen, además de por todos los tóxicos ambientales que nos contaminan a diario. Y si la microbiota está desequilibrada proliferarán los parásitos patógenos, los contaminantes tóxicos y metales pesados no se eliminarán; y entraremos en una inflamación intestinal que será la causa de casi cualquier enfermedad que luego somatizaremos.
Y encima, las paredes epiteliales del intestino, en combinación con las neuronas y bacterias fabrican la mayoría de los neurotransmisores que luego irán al cerebro y a todo el cuerpo a cumplir sus funciones. Hasta el 95% de la serotonina, neurotransmisor que nos proporciona la alegría y el sentido de la vida, se fabrica en el intestino. Entonces cuando estamos deprimidos ¿Por qué no potenciamos los precursores de la serotonina en el intestino en vez de contaminarnos con antidepresivos que van al cerebro a impedir la recaptación de la serotonina y de paso a generarnos un montón de efectos secundarios?
Ya se ve claro en el horizonte que los antidepresivos del futuro serán probióticos específicos, que estimulan la generación de serotonina donde se fabrica (el intestino) y no donde luego va a parar (el cerebro). De hecho ya se han bautizado como “psicobióticos” a determinadas bacterias (probióticos) que tienen el poder de generar efectos psicoactivos que mejoran la salud mental y emocional.
De la medicina antibiótica del pasado a la medicina probiótica del futuro
“El final de la era de los antibióticos anuncia la crisis de la medicina moderna” con este contundente título se ha elaborado un informe realizado por la OMS en el 2014, alertando de la pérdida de eficacia de los antibióticos. Su conclusión es bien contundente: «El mundo está abocado a una era postantibióticos en la que infecciones comunes volverán a ser potencialmente mortales… Si no tomamos medidas importantes para mejorar la prevención de las infecciones y no cambiamos nuestra forma de producir, prescribir y utilizar los antibióticos, el mundo sufrirá una pérdida progresiva de estos bienes de salud pública mundial cuyas repercusiones serán devastadoras.» Y lo dice Keiji Fukuda, Subdirector general de la OMS para Seguridad Sanitaria. El informe consta de 250 páginas y es un atlas con datos de 114 países en los que se pone de manifiesto que no hay una sola región del planeta libre de esta amenaza.
Infecciones urinarias, gripe y catarro, neumonías, heridas y suturas quirúrgicas, diarreas, gonorrea y otras enfermedades de transmisión sexual… No hay apenas una familia de infecciones comunes que se libre de las cepas que han dejado de responder a los antibióticos más usados en los hospitales, De hecho, ocupan un lugar destacado en las preocupaciones de la OMS la tuberculosis y la malaria, dos enfermedades en las que el aumento de las resistencias está poniendo en serio riesgo el objetivo de controlar ambas pandemias.
Se calcula que en Europa cada año ocurren 25.000 muertes por infecciones que se han hecho resistentes a los antibióticos. Un reciente informe presentado al primer ministro británico, David Cameron, estima que para 2050 la resistencia a los antibióticos habrá matado a 300 millones de personas. Los expertos advierten que pronto estaremos en un punto en donde TODOS los antibióticos fallarán, y una vez que eso suceda, será el fin de la medicina moderna como la conocemos. Para ese entonces, las enfermedades comunes como la bronquitis o la infección de la garganta por estreptococos podrían ser mortales, e incluso las cirugías de rutina y bajo riesgo podrían ser peligrosas. Las cirugías más delicadas como los trasplantes de órganos podrían ya no ser soportables. Como Margaret Chan, directora general de la OMS, dijo en una conferencia el verano del 2014, «la resistencia a los antibióticos no es una amenaza futura que se contempla en el horizonte, está aquí, en este momento, y sus consecuencias son devastadoras».
Es tan dramática la situación que se ha establecido El día mundial de la resistencia a los antibióticos, para concienciar a la población y las autoridades sanitarias de la urgencia del problema. Se han descubierto las bacterias que en el intestino son resistentes a los antibióticos, bautizando al conjunto de todas ellas como el “Resistoma”. Y ya se han descrito y secuenciado más de 380 genes que resisten la acción de los antibióticos dentro del microbioma intestinal. En los estudios llevados a cabo recientemente, tanto en Europa como en Estados Unidos sobre el tema, se ha demostrado que la mayoría de los genes resistentes lo son principalmente frente a los antibióticos procedentes de carne animal e incluso de vegetales tratados con herbicidas.
La evidencia de que el exceso de antibióticos, con o sin prescripción médica, es un mal endémico es tan obvio que nos parece sorprendente que ninguna autoridad sanitaria se atreva a decir la verdad. ¿Dónde está la culpa? ¿En la ignorante automedicación de la ciudadanía, provocada por la propia industria farmacéutica al vender los antibióticos sin receta? ¿En la excesiva prescripción médica de antibióticos para cualquier dolencia que podría tratarse con otros métodos menos agresivos? ¿En los herbicidas empleados en la agricultura industrial y transgénica que operan como antibióticos y contaminan los alimentos vegetales que nos comemos? ¿O en las continuas dosis de antibióticos suministrados a todo el ganado estabulado que luego nos comemos (o bebemos en la leche) durante toda nuestra vida?. Será un conjunto de factores que se suman, donde los primeros arriba descritos (administración de antibióticos con o sin receta) son los de menor importancia en comparación con los segundos (antibióticos contaminando la carne y los vegetales).
Recientemente los grandes medios de comunicación nos sorprendieron con la noticia de que la OMS alertaba de que el consumo de carne roja y embutidos industriales podría conllevar riesgo de cáncer. Una gran noticia para todo el sector de la salud natural, que ya se sabía desde hace muchos años pero que ningún medio masivo de opinión se había atrevido a airear. Ahora solo falta que adviertan también que dicho consumo provoca resistencia a los antibióticos. Pero que lo digan los grandes medios de comunicación, que viven en parte de la publicidad de las multinacionales de la alimentación, es un dato que nos indica que algo está cambiando y la conciencia social cada vez impregna más los estamentos sociales que nos dirigen.
¿Cuál es entonces la solución al grave problema de la resistencia a los antibióticos? Lo primero sería no consumir ni carne ni verduras contaminadas con antibióticos, que han demostrado ser la principal causa de resistencia a ellos. Y en segunda posición vendría reforzar nuestro sistema inmunológico y el poder autosanador que llevamos dentro, para que, en caso de infecciones, sea el propio organismo el que se encargue de atajarla. Y eso se consigue potenciando la microbiota intestinal y de todo el cuerpo, con la Nutrición Simbiótica, incluyendo en la dieta alimentos fermentados que son probióticos y prebióticos a la vez. También el consumo de suplementos alimenticios probióticos, que lleven muchas bacterias con superpoderes de regeneración vital, para que poco a poco nuestro microbioma se vaya equilibrando y sanando de tanta agresión medioambiental y alimenticia; como por ejemplo los fabricados por la joven empresa 100% española Microviver SL.
Los probióticos como medicina del futuro
Hay algunos estudios médicos que empiezan a identificar a determinadas especies de bacterias con propiedades para prevenir o corregir la inflamación celular y por tanto casi cualquier tipo de enfermedad. En un experimento con ratones se detectó una bacteria, la Faecalibacterium prausnitzii, que influía directamente en la resolución de procesos inflamatorios. Cuando transfirieron esta bacteria a unos ratones, los protegió contra la inflamación intestinal provocada. Esto nos sugiere que esta bacteria puede ser un gran agente antiinflamatorio de la microbiota humana.
La familia clostridial de microbios – a la que Irónicamente pertenece la Clostridium difficile, que puede causar infecciones intestinales agudas y potencialmente mortales- parece que es significativamente importante para mantener el sistema inmunológico sano y las paredes intestinales en buen estado; evitando así que sustancias inflamatorias entren a la sangre y contaminen el resto del cuerpo. Se ha demostrado que, por encima de la predisposición genética a padecer determinadas enfermedades inflamatorias autoinmunes, es la merma de algunas familias de bacterias antiinflamatorias las que finalmente provocan que estas enfermedades se desarrollen. Por tanto si restauramos en el intestino las familias de microorganismos beneficiosos de las que estamos carentes, una gran parte de enfermedades que aparentemente hoy no tienen solución podrían remitir.
Hay algunos ejemplos dispersos que indican como el mundo microbiano puede influir notablemente en la recuperación de la salud humana. El microbiólogo inglés John Stanford descubrió una bacteria en un charco de África, la Microbaccterium patae, que es llamada la bacteria milagrosa por sus increíbles poderes de sanación de enfermedades degenerativas. Inicialmente se experimentó con ella como vacuna para la lepra, pero ha terminado utilizándose ampliamente para todo tipo de enfermedades autoinmunes y degenerativas. De momento todavía no está legalmente comercializada. Ya veremos si les dejan.
La Psicobiótica o Psicoterapia Sintrópica
Ya son muchos los investigadores que han descubierto que gran parte de las enfermedades psíquicas como depresión, ansiedad, autismo, Trastorno del Déficit de Atención (TDAH), esquizofrenia e incluso numerosas enfermedades autoinmunes provienen todas de una principal causa en común: Una inflamación intestinal crónica debido a la mala alimentación y el desequilibrio de la microbiota intestinal. Especialmente pionera y reconocida en este área ha sido la neuróloga Natasha Campbell-McBride y su método GAPs para tratar en concreto a niños autistas, así como al resto de las patologías descritas. De acuerdo a la Dra. Campbell-McBride, la mayoría de los niños autistas nacen con cerebros y órganos sensoriales perfectamente normales. El problema surge cuando no pueden desarrollar una flora intestinal normal. Ha conseguido resultados increíbles, ayudando a miles de niños autistas a recuperar la normalidad corrigiendo su microflora intestinal con una dieta en la que se preconizan los alimentos fermentados y se evitan los lácteos, las carnes rojas y embutidos, las harinas refinadas y los dulces.
En España el psicólogo clínico Jesús Mier es pionero en el trabajo con la Psicobiótica o Psicoterapia Sintrópica para tratar trastornos de ansiedad, depresión y estrés emocional. De hecho él ha sido quien la ha bautizado con este nombre. Así nos la define “la Psicobiótica estudia la interacción de la microbiota intestinal, la dieta y su relación con el cerebro, el pensamiento y las emociones.”
MICROVIVER y los Psicobióticos
El laboratorio Microviver ha desarrollado una gama de formulaciones psicobióticas de gran innovación (puesto que integra plantas, minerales y vitaminas) y alto valor nutricional:
CoreVir que sirve para el sistema cardiovascular y las emociones profundas que regula sutilmente el corazón (tristeza, melacolía, duelo, abandono…). Con Espino albar, Ginko Biloba, Eleuterococo, Cúrcuma, Equisetum arvense, , Castaño de indias, Rusco, Mirtilo, vitaminas y minerales.
RelaxVir que apoya estados de ansiedad, insomnio y alteraciones nerviosas, estrés. Con
Luis Antonio Lázaro. Investigador microbiótico, facilitador nutricional para el cambio de conciencia y coautor de los libros “Microbiótica” y “Nutrición Simbiótica”. Creador del Laboratorio MICROVIVER.